James Cameron nació en Canada el 16 de agosto de 1954. Debido al trabajo desarrollado por el padre su familia se traslado a California cuando era un adolescente. Desde muy joven mostró una gran afición por el género de la ciencia ficción, inspirado en gran parte por la mítica película de Stanley Kubrick 2001: Odisea en el espacio y posteriormente por la saga de la Guerra de las Galaxias. En ese momento Cameron decidió que sería realizador de películas y empeño sus esfuerzos en tal fin. Como tantos otros autores en su juventud durante los años 70 compagino trabajos rutinarios como camionero o conductor de autobuses, con la redacción de sus primeras historias.
En los años 80 pudo dedicarse a tiempo completo a la realización de películas. Empezó como encargado de efectos especiales y diseñador en diversas producciones. De ellas la más destacada sería 1997 rescate en Nueva York de John Carpenter, en la que se encargo de los efectos visuales. No sería hasta 1981 cuando debutase tras las cámaras en la cinta Piraña 2: los vampiros del mar. Una película de ínfima calidad de la que Cameron reniega siempre que tiene ocasión. Durante el rodaje discutió con los productores y tubo infinidad de problemas.
Este debut como director hizo cambiar algunas ideas para él. Desde entonces James Cameron se asegura de tener casi el control absoluto en todas sus producciones. No es raro verle acreditado como director, productor y guionista de sus películas. Se muestra muy duro con los actores a los que exige el máximo y no tiene ningún reparo en dar gritos durante el rodaje.
En 1984 dirigió su segunda película, Terminator, donde empezó a poner en práctica lo aprendido en su primer film y se encargó del guión. Cuenta la leyenda que el germen del que surgió toda la trama de Terminator fue un sueño que tubo Cameron. En ese sueño vislumbro robots con apariencia humana que estaban en guerra con el hombre en un futuro no muy lejano. La película fue un éxito notable y supuso un buen empujón para su carrera. En el terreno personal conoció a Linda Hamilton, la que sería su segunda esposa. También conoció a dos de sus actores fetiche. Por un lado el archiconocido Arnold Swarzenegger y por otro Michel Biehn. Como curiosidad citar que en un principio estos actores tenían los roles cambiados, de tal manera que Swarzenegger iba a encarnar al protector de Sarah Connor y Michael Biehn al robot asesino. Con ambos trabajó en proyectos futuros de gran éxito.
Su siguiente gran éxito fue la continuación de Alien a la tituló con el ilustrativo título de Aliens: el regreso. Realmente la película ofreció lo que anunciaba con el título aliens, muchos aliens. En la primera parte dirigida por Ridley Scott un monstruo conseguía instalarse entre la tripulación de la nave comercial Nostromo y acabar con toda ella. En esta segunda entrega de la saga la acción se desarrollaba en un planeta y el número de alienígenas era casi infinito. Para compensar los humanos tenían de su lado a un grupo de aguerridos marines dispuestos a acabar con la amenaza y con Ripley la única superviviente de la Nostromos. En Aliens, Cameron nos ofreció una cinta de ciencia ficción llena de acción y efectos especiales novedosos. En esta película se ayudo de Stan Winston para la creación de los efectos especiales, así como de las maquetas y el maquillaje. Winston era un autentico genio en estos campos y sin duda gran parte del éxito de esta cinta es gracias a su trabajo. En el apartado de actores contó con Michael Biehn y Sigourney Weaver, autentica alma mater de la serie alien.
Su siguiente película fue The Abyss ambientada en las profundidades marinas pero siguiendo con la temática de ciencia ficción. Con esta cinta Cameron consiguió, lo que luego sería una constante a lo largo de su carrera, realizar la película más cara hasta el momento. En el caso de Abyss el desembolso fue enorme y el rodaje se alargo mucho más de lo esperado. Tuvo grandes problemas con el equipo en el cual se encontraba una vez más Michael Biehn. A día de hoy Ed Harris no le dirige la palabra a James Cameron debido a las discusiones que mantuvieron durante el rodaje de Abyss. A pesar de todo este esfuerzo Abyss no llego a triunfar plenamente en las pantallas y no fue el gran éxito esperado. Un pequeño resbalón en la exitosa carrera de Cameron tras las cámaras.
Los años 80 forjaron al que en los 90 sería uno de los directores más revolucionarios de todos los tiempos. Las películas de James Cameron marcan un antes y un después en lo referente a las técnicas visuales. Todo ello sin abandonar su pasión por la ciencia ficción y los característicos tics de su filmografía. Pero de esto hablaremos en el artículo de mañana.
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