Durante los años 90 Punisher tuvo su etapa de mayor popularidad. Sus aventuras se extendían a lo largo de tres cabeceras diferentes (Punisher, Diario de Guerra y Zona de Guerra). Como suele pasar cuando se tensa demasiado la cuerda termina por romperse. Empezaron a surgir historias mediocres del personaje y todas estas colecciones acabaron por cerrar. Luego ya vendrían los ángeles vengadores y Ennis pero eso ya es otra historia.
En esos primeros años de la década de los 90 Chuck Dixon era el responsable de los guiones de Zona de Guerra, colección de la que he leído algunas sagas y la verdad es que estaban muy bien. Dixon tuvo la idea de trasladar al bueno de Frank al lejano oeste. No nos engañemos el origen de Punisher no es nada original y su historia puede ser trasladada a casi cualquier escenario imaginable, desde del oeste que hoy nos ocupa hasta otros como por ejemplo la edad media o alguno típico de la ciencia ficción.
A partir de este planteamiento tenemos un total de 48 páginas llenas de acción donde vamos viendo como Castle se recupera del ataque a su familia y poco a poco va buscando a los culpables. Interroga a los sospechosos y los castiga a su estilo, esta no deja de ser una de esas historias en plan año 1 pero con el añadido de los elementos propios del western clásico.
El que se sale en todas las páginas es el genial John Buscema. En los noventa entre todos los nuevos dibujantes clónicos de Jim Lee o Rob Liefeld, el veterano Buscema brillaba con luz propia gracias a su estilo clásico pero a la vez lleno de fuerza e impacto. Me encanta este autor y es una maravilla ver su trabajo retratando un western.
Un hombre llamado Frank es un cómic curioso que no sorprenderá a nadie pero que tampoco aburrirá a nadie. A mi personalmente me ha gustado y me ha recordado los tiempos en que aún no conocía la versión de Ennis del personaje y sus historias eran (mucho) menos salvajes.
1 comentario:
Yo de esta etapa tengo un monton de especiales, novelas graficas, prestiges... compraba prácticamente todo de Punisher y la verdad es que me encantaba.
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