Si este año había una serie con altas expectativas era True Detective. Contaba con una pareja de actores protagonista de larga trayectoria en Hollywood y el respaldo de un canal como la HBO responsable de, entre otras, Los Soprano. Las altas expectativas suelen ser el preludio de un desastre pero este no es el caso. True Detective es una de las mejores series de todos los tiempos y esta primera temporada es una maravilla de principio a fin.
La historia comienza cuando la policía encuentra el cuerpo de una chica en medio del campo en Louisiana. El cuerpo aparece atado, junto con una extraña cornamenta y colocado en una posición muy particular. Todo apunta a que es un crimen ritual y que puede no ser la única víctima de un maniaco. Los encargados de caso son los detectives Cohle y Hart, que trabajan juntos por primera vez. Ambos no pueden ser más distintos, tanto en sus métodos como en su personalidad, pero no tendrán más remedio que ponerse de acuerdo si quieren encontrar al asesino.
Esto no es más que el comienzo de la serie, lo que podemos ver en los primeros minutos. La situación, como es de esperar, va complicándose y el caso termina alargándose hasta casi 20 años. De esta manera la historia se desarrolla en tres líneas temporales principales. Una en el 95, donde vemos a los detectives investigar el caso, otra en el 2002 donde conocemos por que se distancian y finalmente el 2012, el hipotético presente, con los personajes dando declaración sobre el caso. La caracterización de los actores es perfecta y cada uno tiene un aspecto diferente para cada momento, reflejando de esta manera el paso del tiempo y el envejecimiento.
Si algo me ha gustado especialmente de la serie es su ritmo. Los primeros episodios son pausados, vamos conociendo a los personajes y vemos como van interaccionando entre ellos. Conocemos a la familia de Hart y parte del pasado de Cohle, mientras van interrogando a testigos y recogiendo pruebas. A partir del cuarto episodio comienza un auténtico carrusel de escenas de acción y revelaciones a cual más impactante. Los impolutos detectives se empiezan a ver superados por el caso y deben recurrir a algunos métodos extraoficiales si quieren resolverlo. De esta manera se plantea la duda de donde están los límites a la hora de coger a un criminal.
True Detective bebe de muchas fuentes y coge mezcla influencias de muchas fuentes. En principio, por el tipo de crimen puede recordar a Seven. El ambiente rural y la chica asesinada tienen algo de Twin Peaks. La acción se desarrolla en Louisina, este cambio de escenario con respecto a las habituales grandes ciudades de la historias americanas, es un soplo de aire fresco. La serie ha sabido jugar sus cartas creando una atmósfera única.
A pesar de la temática la serie no se recrea en exceso en la violencia y la sangre. Hay escenas fuertes pero en general las más desagradables se mantienen en un segundo plano o directamente se ocultan al espectador. En los últimos capítulos los detectives descubren una cinta que contiene un asesinato grabado. Estas escenas no se ven en ningún momento pero si que vemos la reacción de los personajes al verla. Estas reacciones son casi más impactantes que llenar la pantalla de sangre y vísceras. Detalles como este son habituales en la serie y son los que hacen grande a True Detective.
Dejo para el final a los actores. La historia es buena, la dirección es buena y el ritmo de la serie es el correcto, pero todo ello no habría valido de nada sin el espectacular trabajo de la pareja protagonista. Woody Harrelson da vida Marty Hart, un hombre de familia con una buena carrera como detective de la policia estatal. Harrelson hace una interpretación sólida, con un personaje lleno de matices y que va cambiando poco a poco según avanza la trama. Por otro lado tenemos a Matthew McConaughey que para mi ha sido la gran sorpresa de la serie. Tenía a este hombre por un guaperas cualquier y me ha dejado con la boca abierta de la genial actuación que lleva a cabo. Su papel como el detective Rust es de los que se recuerdan para toda la vida. Si en vez de una serie de televisión esto hubiera sido una película estaríamos hablando de un Oscar asegurado.
Respecto al villano poco que comentar para revelar lo menos posible. Apenas le vemos en el último episodio pero su presencia se hace sentir a lo largo de toda la historia. El Rey Amarillo puede tener un nombre gracioso pero os garantizo que no da ni un poco de risa. Su nombre no tarda mucho en salir en las declaraciones de los testigos, su poder e influencia son casi infinitos, casi tanto como las atrocidades cometidas.
Esta primera temporada son solo ocho episodios de una de duración cada uno. No hay secuelas previstas ni precuelas ni nada parecido, esta es la historia de los detectives Martin Hart y Rush Cohle. Un caso que les lleva casi 20 años resolver y que marca sus vidas, tanto personal como profesionalmente. Una gozada de serie que os asustará, sorprendera y hará temblar en alguna ocasión. Una maravilla que no deberíais dejar pasar.
La terminé este viernes y la verdad es que me quede ni fu ni fa la verdad. Muy bien los actores pero me pasó como con muchas series de la HBO tipo Boardwalk Empire que no acabo de conectar.
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